Un afrodisíaco desde hace tiempo
Las propriedades afrodisíacas de la trufa, se conocen desde hace mucho tiempo. Varias y diferentes culturas y civilizaciones han aprovechado de estos beneficios.
Su aspecto afrodisíaco, también se debe al estado que representa desde la época de Lucrecia Borgia. Se dice que, además de dedicarse al lujo y a una vida cómoda, apreciaba particularmente las trufas por sus conocidas virtudes afrodisíacas.
Con el pasar del tiempo, ha sido tramandada la concideración de los “poderes” afrodisiacos de la trufa, pero no han sido constatados científicamente.
En el 1825 Brillat Savarin, escritor del primer tratado gastronómico Fisiología del gusto, afirmaba que:
«la trufa no es un afrodisíaco, pero en ciertas circustancias hace a la mujer más cariñosa y al hombre más caballero».
Las hipótesis científicas
En los últimos decenios del Mil Novecientos, algunos científicos han empezado a avanzar hipótesis sobre las características de la trufa. Las primeras respuestas, provienen de las universidades de Múnich y Lübeck, en las que han comprobado que los efectos afrodisíacos de la trufa son reales.
En 1978, un equipo del Departamento de Psicología de la Universidad de Birgmingham llevó a cabo un experimento científico utilizando una muestra basada en el género masculino. El experimento proporcionó dos grupos a los que se les mostraron fotografías de mujeres a las que tenían que realizar una evaluación con una puntuación de 1 a 10. La mitad de las voluntarias, antes de expresar su juicio, tenían que oler la trufa blanca. Del experimento, surgió que los voluntarios que olían la trufa obtuvieron calificaciones más altas que los demás.
En 2011, la prueba se repitió con motivo de la «Exposición del mercado nacional de trufa blanca y productos alimenticios» en Gubbio, con los mismos resultados.
Según diversas hipótesis, su poder estimulante deriva de la fuerte fragancia que desprende. De hecho, los científicos han confirmado que ochenta componentes aromáticos están presentes en la trufa.
Entre las moléculas de la trufa, en particular la blanca, se han encontrado rastros de sustancias olorosas que actúan a nivel olfativo, tanto en humanos como en ciertos animales y que determinan una atracción inconsciente por el otro sexo.
La verdadera razón, sin embargo, que hace de la trufa un alimento afrodisíaco, está dada por la presencia de androsterona. Una hormona que favorece la producción de testosterona, definiendo así las trufas, un alimento afrodisíaco.
Todo esto ha favorecido a definir la trufa como un alimento afrodisíaco. Además, una cita a la luz de las velas basada en trufas, sin duda, contiene su encanto.
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